domingo, 28 de agosto de 2011

CONVERSANDO SOBRE EL AMOR

Para que te niego amigo
-absurdo sería hacerlo-,
mi sinceridad contigo
me obliga a reconocerlo.

Claro que amé a las mujeres
¡quién no se rinde ante ellas!
si son los mas bellos seres
de la tierra a las estrellas…

Si una mujer nos cautiva
el corazón se acelera,
el sentimiento se aviva
y la razón queda fuera.

El rostro mal disimula,
se aceleran los latidos,
la palabra se estrangula
y quedamos poseídos.

Y sí, verla nos trastorna,
cambia de color la vida
y completa esta se torna
fenomenal y florida.

Es que una mujer provoca
revuelo en nuestros estados
y contemplando su boca
solemos quedar postrados…


2.

Porque amar a una mujer
es  respirar encantado,
sentirse pleno a su lado;
andar feliz por doquier
y vivir embelesado.

Es sentir que la reclamas
con urgencia permanente,
es pensarla eternamente
y notar que ardes en llamas
cuando la tienes en frente.

Es acariciar su huella
en las noches de desvelo;
y procurando consuelo
soñarte al lado de ella
para apaciguar tu anhelo.

Es un fuego entre tu pecho,
y un irrefrenable anhelo,
es emprender igual vuelo
en libidinoso lecho
y llegar con ella al cielo…

Porque amar a una mujer
es adorar su fragancia,
por su cuerpo sentir ansia;
quererla siempre tener
y sufrirla en la distancia.

Es notar la vida plena
al encontrarte su boca,
besarla con pasión loca
y comprender que te llena
lo que en ti su amor provoca.

Es ahogarte en tu casa
clamando su compañía
vivir la melancolía,
y descubrir que te arrasa
su temporal lejanía…

Porque amar a una mujer
es soñarla en tu jornada,
llamarla de madrugada;
y es en tu vida entender
que sin ella vales nada.

Es soñártela despierto
sentir que tu alma suspira,
llorar si nadie te mira;
pensar que todo lo cierto
sin ella es mera mentira.

Es hacerla nuestra vida
requerir de su existencia
depender de su presencia,
y saber que su partida
mataría nuestra esencia..

3.

Pese a todo, digo, amigo
que mis sueños van perdidos,
pues mi vida fue testigo
de fracasos y de olvidos.

Qué si amé, claro que sí;
y amé, tal vez demasiado,
pero cuanto conseguí
fue desazón por porfiado.

Sin excepción encontré
desvarío en mis caminos
y, aunque tanto siempre amé,
me hirieron fieros espinos.

Demasiadas desventuras
obtuve de las que amé;
¡yo sé mis noches oscuras
y el llanto que derramé!

Hay que amarlas, no lo niego,
pero ya pasó mi día,
he quemado todo el fuego
y perdido la osadía.

                        ******

Ámalas tú, con empeño,
disfruta esas alegrías
yo he renunciado a tal sueño
y a todas sus agonías.

Me abstengo de ese rosal
Y de esas hermosas rosas
me espinaron para mal
sus espinas más tortuosas.

Atrás quedaron los años
que me hicieron tanto mal,
mis llantos y desengaños
hallaron - al fin - final.

                        ******

¡No me digas que las quiera
 - acaso no estás oyendo -;
si les doy el alma entera
seguro me iré perdiendo!

Mejor leeré poesía
para perderme en un verso;
o cosa igual de baldía
que adormezca mi universo…

4.

Me lo dijo en tono serio,
con tan sincera aflicción,
que respeté su criterio
y silencié mi opinión…





Poema asimétrico en cuartetos y quintetos octosílabos. Poli rítmico.
Rima consonante alternada ABAB en los cuartetos y ABBAB en los quintetos.  

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