La contemplé y
presuroso me le acerqué a presentarme
y aunque llegué muy
formal no quiso siquiera hablarme.
Me reparó displicente con
un aire superior
como si mi iniciativa le
provocara estupor.
Desdeñando mis
palabras siguió su paso arrogante,
dejándome anonadado con
semejante desplante.
Claro que era toda
bella, de una cara angelical,
y una silueta de diosa
talvez sin algún igual.
Pero andaba capturada por
tan feroz vanidad
que por su vana
existencia apenas sentí piedad.
Era un pedazo de carne desértico en su interior,
montón de células lindas,
muñeca de aparador.
Ah pobre cerebro hueco,
ah insípida fantasía,
cuando el implacable
tiempo corrompa su lozanía,
toda frescura le mine y
la deje enmohecida…
No habrá aquél que la mire ni quien aprecie su vida.
Poema en hexadecasílabos, poli rítmico.
Rima gemela consonante ( A A)
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