Entrañable y dulce
madre:
Ven
y tiende sobre mí tu impoluta y sabia mano
y
trazando la señal de la santa cruz al viento,
favorece
este hijo tuyo,-en la práctica pagano-,
que
tu amada bendición para mi alma es alimento.
Qué
provenga de tu espíritu transparente y generoso,
manantial
de plena paz y palmarios sentimientos;
el
sostén donde rescato mi cordura y mi reposo,
cuando
abúlico naufrago entre dudas y tormentos.
Tú
que siempre me dispensas tanta nítida bondad,
que
me acoges en tus brazos, amorosa y maternal,
déjame
enterrar en ellos toda obtusa vanidad,
y
llorar al abrazarte, que ello me es medicinal.
Líbrame
de las angustias y habituales sinsabores,
con
tu lógica palabra, con tu diáfana mirada,
salvaguárdame
en tu pecho y elimina mis temores,
porque
hundido en tal regazo mi alma queda sosegada.
Llévame
con el ejemplo a volverme un ser mejor,
a
aprender de tu entereza y de tu disposición,
háblame
de mis pecados y mi práctica peor,
pues
tu verbo en mis oídos origina reflexión.
Guía
mi camino errante, mi dubitativo andar,
con
el próvido consejo de tu voz, que deja huella;
dame
un beso el despedirme que es momento de marchar,
y
te quiero en mi horizonte como rutilante estrella.
Madre
bella y amorosa, además de tu calor,
quiero
tu mejor abrazo en señal de protección,
pues
me iré por este mundo resguardado por tu amor,
al
saber que cada día me tendrás en tu oración.
Poema poli rítmico en cuartetos hexadecasílabos compuestos, con hemistiquios 8 – 8.
Rima alternada consonante ABAB.
Sin duda tu petición es concedida , las madres siempre tenemos presentes a nuestros hijos en las oraciones y los llenamos de bendiciones cada día.
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