lunes, 19 de septiembre de 2011

RENACER


Era noche…
noche oscura, noche helada,
lúgubre, monótona, perpetua;
por tinieblas insondables encubierta.

Era vida…
vida por completo negra,
en aquella noche inmersa;
abatida en todo tiempo,
insufrible en cada espacio;
aturdida en demasía para la razón y el alma;
congelada en el mutismo,
errabunda entre su nada,
residente voluntaria de su inhóspito presidio.

Vida exigua, amarga, baladí
bordeando ya el ocaso,  
como mísero pabilo vulnerable al viento…
Vida apenas sugerida en la mirada opaca,
enseñada ya a la eterna sombra,
empeñada en contemplar sus propias llagas.

Y…
En aquel luctuoso cuadro,
trágico, burlesco;
con aquél abandonado a su tormento,
anulado a todo sueño,
a merced del implacable golpe
que devasta al indefenso,
al enfermo, al cándido,
y también al pobre deprimido...

Un minúsculo fulgor
irrumpió certero,
neto se filtró por la fisura imperceptible,
impactó en el cuerpo desvalido
y atizó una célula en el pecho…
Pronto fueron más las impactadas
y ese ser sintió de a poco la tibieza.

Penetró acuciosa nueva luz
y ante su infalible embate,
la tiniebla se evadió impotente
pretendiendo abrigo en los rincones,
pero al fin capituló a su imperio,
a ese reino tenebroso
que enceguece las miradas
 y enajena los cerebros.

Expedita aquella luz
penetró triunfante,
el eterno frío desertó
los colores retomaron sus matices
y quedó enterrada en el pasado
esa noche subterránea y demente.

Cuando su mirada se habituó al  destello,
olvidado casi por completo,
sobrevino lo grandioso:
Levantó la vista,
hasta entonces inclinada, enceguecida,
advirtió el inmenso azul del cielo
y esbozó de a poco la sonrisa
que significó una sola cosa:
¡Renacía su esperanza!

Poema asimétrico en versos libres binarios con acentuación trocaica (1ª, 3ª, 5ª,7ª,….)


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