sábado, 8 de octubre de 2011

CIUDAD

-VERSIÓN BAJO LUZ NEGRA-


En el afán de encontrar
una crucial consonancia,
con interés me adentré
por todos los territorios,
del occidente al oriente,
y desde el norte hasta el sur.

Observando minucioso,
- bien alertas mis oídos -
conocí de sus aromas,
me sacié de sus sabores,
y entreví las mil facetas
de la desigual ciudad.

Fui por su selecto núcleo
de grandiosas construcciones,
esa mole de concreto
- majestuosa estricta y fría -
donde pactan y regulan
la riqueza y el poder.

Curioseé los prohombres
-con facultades de dioses-
que dictan el porvenir
del sometido rebaño.

Ideólogos de métodos
promotores de doctrinas,
signatarios de decretos
y fructíferos modelos.

Portaban pulcro vestuario
vehículos confortables,
estética refinada
y bártulos exclusivos.
Moradas de amplios espacios,
comodidad y derroche;
innúmeras posesiones
y servidumbre a placer…

Tomé la ruta contraria,
hacia el confín de la urbe.

Recorrí los hervideros
de la más brutal miseria:
los innúmeros cuartuchos
inseguros y maltrechos,
levantados  - casi hincados -
en las empinadas cuestas.

Carencia de agua potable,
y prácticas sanitarias,
con clandestina energía
mediante ovillos de cables.

Infantes en abundancia
y, por igual, desnutridos,
cubiertos por los parásitos
carentes de unos zapatos,
y de un lozano futuro.

Gentíos de analfabetos, 
niñitas embarazadas
de un familiar incestuoso,
borrachos empedernidos,
mujeres avejentadas
curtidas de esfuerzos vanos.

Golpeadas por sus machos
o dejadas a su suerte;
y además con un tropel
de chiquillos descendientes
con el porvenir nublado, 
que vislumbran ya la lucha
inherente a su existencia.

Entre extremos tan opuestos,
más allá de las antípodas
en disímiles rincones,
en disímiles senderos,
misceláneos matices
pude ver aquí y allá.

Los petulantes burgueses
flotando en su aire de grandes,
como unos pavos reales,
mirando sobre su hombro;
ególatras eruditos 
absortos en sus conceptos,
y dueños del menosprecio
por todo aquél  iletrado.

Justicia y autoridad
en manos de deshonestos;
burócratas del gobierno
peritos en peculados
y negociados oscuros.

 Prestamistas insaciables
desangrando empobrecidos.
prostitutas de prepago
a los pies de un narco gordo
rebuscándose un futuro.

Políticos arribistas
mercadeando quimeras
con una cháchara  hueca;
mafiosos escandalosos
cuidados por sus sicarios;
veletas con desvergüenza
virando al son de los vientos.

Curanderas clandestinas
con sus casas para abortos;
genios de la vida fácil
dedicados a la trampa;
jornaleros fatigados
de mirar su suerte negra;
ochentones sin mañanas
a la espera de una tumba;
rezanderas con sus rezos,
siempre prestas a su iglesia.

Huraños entre sus muros
amargos y ensimismados;
muchachos en caravana
gritando contra el gobierno;
y muchos sin vocación
siguiendo igual al montón.

Humildes tocando puertas
con ansias agonizantes;
quienes ajustan sus vidas
para lograr lo que puedan;
y aquellos que se limitan
a lamentarse y llorar...

Filósofos embebidos
en abismales dilemas,
poetas que no componen,
autores sin un lector…

Profesionales con taxi,
doctores fuera de acción,
damnificados de guerra,
y viudas tras un amor.
Sicólogos con sicólogo,
cretinos usando un dial.

Durmientes del duro asfalto,
chiquillos que piden sobras,
gamines con su "sacol"…

Profetas, clarividentes,
variados locos de atar;
erráticos drogadictos,
atracadores, matones;
rameras ya en el declive,
ladrones de baratijas,
pastores de religiones,
buscones del reciclaje,
acróbatas de semáforo,
mendigos de profesión;
menesterosos errantes,
y tantos más prototipos
que ocupan esta ciudad…

Es muy complejo encontrar
un punto de convergencia
y ver cualquier colectivo
en esta pluralidad.

Quizás hablar de ciudad
es tan insulso y trivial  
como será enumerar
- cual inventario turístico -
los rascacielos emblema,
monumentales lugares,
mercados a visitar
gastronomía habitual,
el clima que predomina
la tasa de su moneda
y cada ley a acatar.

¿Y más allá de lo dicho?
Nada parece aclarar
que creen sus habitantes
y los podrá conjuntar
¿En dónde están los cimientos

de su tejido social?...

Es un asunto improbable,
dilucidar coincidencias,
y algún patrón que unifique
las devociones y sueños.

A más de bandera e himno
- iconos del sentimiento-
de un político mesiánico
que engatusa mayorías,
de un elenco futbolero
que congrega multitudes,
de las ganas de dinero
perturbando las cabezas...
¿ dónde o cómo se generan
convergencias que unifiquen?

Tal parece, no hay ciudad
sino múltiples ciudades
empotradas en espacios
de un terreno que es común;
mas por todo diferentes
como son sus pobladores.

En esta inmensa colmena,
irregular y grotesca,
de heterogénea estructura,
y desigual por demás,
no priman los objetivos,
ni se conjuntan esfuerzos,
no existe la disciplina,
ni un orden, ni afinidad.

Cada minúsculo grupo,
- incluso aquél personal -
pelea por su ración.

Algunos cuantos poseen
descomunal abundancia
que multiplican sin pausa
con tácticas soterradas.
En tanto, en polos opuestos,
las mayorías rebuscan
cualquier pequeño bocado
que menosprecia el que tiene.


En la "pujante" ciudad
- fortín de asfalto y concreto,
que llega por sus contornos
hasta la tabla y el zinc -
cada quien sigue su ruta
y vive "su territorio".

El habitual ciudadano
esta ciudad interpreta
como el hogar en que habita,
el callejón de su cuadra,
el sitio donde consume, 
el coliseo al que asiste,
los sitios donde frecuenta,
el parque de su  descanso,
la ruta de su transporte,
la fuente de su trabajo
y los amigos que tiene...

Cada quien la siente y vive
desde  donde esté parado,
desde donde la contemple,
y la goce o la padezca.
Pero, todo lo demás...
es apenas algo exógeno
un cercano muy lejano,
un oculto mundo ajeno.

Resta apenas afirmar
que perduran pocas cosas
cobijando por igual
a los unos y los otros:
cielo igual y mismo sol,
misma noche y luna igual;
y un mordaz reloj de vida  
agotándose hora a hora.

¡por lo menos por ahora!

Poema poli rítmico en octosílabos
Versos libres.



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