Por allá en mis albores
cuando el mundo era
apenas 
mi vivienda y mi alcoba,
pensaba que los dueños
de todo lo existente
- cuanto yo percibía -
eran mi padre y madre. 
Muy pronto descubrí   
que era el mundo mayor…
existía un afuera,
más personas mayores
y niños como yo;
sin embargo mis padres 
eran aún mis faros.
Entonces me llegaron 
tiempos de educación
y arraigué la creencia 
de que existía un
Dios...
Que era -según decían-
Padre supremo y dueño 
de la vida de todos.
Ninguno lo veía
tampoco lo sentía,
aunque todos temían 
su mirada severa…
como la de mis padres 
o - quizás todavía -
más estricta y feroz.
Tenía establecidas
diez leyes a cumplir,
so castigo de ir
para siempre al
infierno….
Era un Dios aburrido,
porque sólo ponía
trabas y condiciones.
Siempre nos exigía
mas no ofrecía a cambio
un obsequio tangible; 
diferente a mis padres
que a menudo premiaban 
con bonitos regalos
mi absoluta obediencia…
                        ***
Por ese tiempo aprendí 
que no solamente Dios 
estaba sobre nosotros…
Por encima de mis
padres,
por supuesto sobre mí
y toda gente común
había más mandamás:
un tal "señor
Presidente" 
y unas fuerzas militares
para "defender el
orden
y hacer respetar la
ley"…
Cuando tantas
"jerarquías" 
quedaron establecidas
y claras en mi cerebro,
cuando el vivir parecía
una tarea a cumplir 
 y todo estaba suscrito
a rígidas normativas…
irrumpió mi adolescencia
y la explosión hormonal 
me indujo a la rebeldía.
Opté por desaprobar 
el proceder de mis
padres, 
también por negar a Dios
como una entidad real 
y a criticar con furor
a todos los gobernantes
y sus fuerzas
represivas.
Y descubrí en los
amigos,
el complemento ideal, 
el firme punto de apoyo
a los afanes y sueños…
Entonces, nos
conjuntamos
en cofradías secretas 
y nos dimos a la acción
del panfleto y la
protesta...
Pronto vi que la amistad
también se vende y
traiciona, 
que los sueños se
bifurcan,
los intereses varían,
las coincidencias decaen
y el respaldo se
clausura.
Que tal camaradería
y tanta palabrería
sucumbe con un soborno;
que pueden dejarte a un
lado
renunciando a lo pactado
o apuñalarte la espalda
por una ganancia franca…
Después busqué las
mujeres
para avivarme en su
amor;
fueron tales mis
fracasos
que prefiero enmudecer…
Decepcionado me aislé
aprendí la desconfianza
y empecé a dudar de todo
- incluyendo en ello a
todos -.
Por eso me quedé sólo
viviendo con mis
creencias
arraigado a mis maneras…
aislado como ermitaño 
dudando de todo humano…
***
Con el paso de los años 
mi identidad se perdió
y, por tal, desdibujando
mis íntimas
convicciones…
Hoy me siento un ser
extraño
con algo interno anormal
y no sé si de verdad
digno soy de mi
confianza...
De pronto la soledad 
y mi talante asocial
forjaron tal situación,
o el cavilar me ha
dejado
algún tornillo oxidado…
Acaso seré maniaco
y evidente bipolar?
Será que todo mi juicio
cayó por el precipicio,
que me encamino a senil
y por supuesto a mi fin
sumido en el
desvarío  
o desorden parecido?
Poema asimétrico y poli rítmico en epta y octosílabos.
Versos blancos.
 
 
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