En el
álgido ocaso de mis años
raros
jueces concurren a mi lado,
examinan
despóticos mi estado
y mis
faltas valúan por tamaños.
Silenciosos
revisan mi pasado,
-en mis
yerros sus ojos prontos calan-
y con rígidos
dedos me señalan
como un
inquisidor al acusado.
Callo,
con un terror omnipresente
que atraganta
mi lágrima latente
y me
siento cercano al hondo abismo.
Sentenciado,
lindando el paroxismo,
les
imploro perdón por lo pendiente,
aunque…
¡no me perdono ni yo mismo!…
Soneto en endecasílabos. Acentos fijos en 6ª y 10ª.
Rima ABBA CDDC EEF EEF
Rima ABBA CDDC EEF EEF
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