Para qué nos inventamos
historias de enamorados
si jamás entre nosotros
floreció ese sentimiento;
mejor digamos abiertos
que nunca existió el amor
sino una carnal pasión
que nos arrastró en el tiempo.
Para nada coincidimos
ni en sueños ni en objetivos
y menos en los senderos
que soñamos transitar;
cohabitamos al borde
de por principios dejarnos,
pero en el último instante
zanjamos las diferencias
metidos en una cama
empapados en pasión.
Sólo aquello nos mantuvo
imantados uno al otro,
nuestra sangre lujuriosa
deleitándose por años…
Ahora que los instintos
sexuales nos han menguado
y no tenemos libido
suficiente para tanto,
las diferencias de metas
resultan insuperables.
Nos ha llegado el momento
de bifurcar los caminos
nada ya nos entrelaza
nada nos logra juntar,
hoy no tenemos disculpas
ni queda motivo alguno
para que unidos sigamos.
Desde siempre lo supimos
nunca nos dimos amor…
Sólo saciamos deseos,
ese deseo menguó,
y sin él… ¡todo acabó!
Poema poli rítmico asimétrico en octosílabos.
Versos blancos.
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