Pregonan
ciertas personas
-reconocidas
fisgonas-
con
ínfulas de eruditas
y
simuladas risitas
que
debiera darme el chance
de
buscar algún romance
y de
organizar mi vida
-que
adjetivan mal vivida-
con una
dama hacendosa
que se
convierta en mi esposa.
Les
respondo que es locura,
mi
actitud no tiene cura,
soy
solterón convencido
-por la
experiencia curtido-
que
camino por la vida
sin
arneses y sin brida;
y que
plazco mis afanes
en
recónditos divanes
con
mujeres complacientes
-de moralidad
ausentes-
que
disfrutan cada cita
con el
gozo que amerita.
Confío
en que mi cordura
no
mengüe o pierda hondura
por
restringir las ternuras
a
cálidas aventuras
con
mujeres libertinas
que en
veladas clandestinas
son
casuales compañeras
de
experiencias placenteras
sin que
aquello signifique
que
ninguna se complique
dando
lugar a ilusiones
cuando
no existen razones.
Vale
bien que se recuerde
todo el
tiempo que se pierde
con
tareas harto necias
y
burlescas peripecias
en
favor de un amorío
que
provoca solo frío
después
del feliz momento
en que
ese deseo -hambriento-
en
pareja se desfoga,
mientras
el silencio ahoga
las
verdades más sentidas
que
separan ambas vidas
porque
apuntan a ideales
en
esencia desiguales.
Prefiero,
siendo sincero,
el ser
casual compañero
de una
erótica señora
que no
asfixia ni enamora,
pero
que en mágico vuelo
me hace
llegar hasta el cielo;
lo que
en nada significa
que la
quiera hacer mi chica
o que
le entregue un derecho
para
meterse en mi lecho
y vivir
en mi morada
por
alguna temporada.
Se la
quiere y se respeta
sin que
aquello me someta
mi
espacio y mi libertad
-indivisible
unidad-
que
disfruto y que valoro
por
pensar que son tesoro,
y
también el escenario
donde
vivo con mi horario
y respondo
a mis labores
sin
censores, auditores,
y menos cualquier señora
con
aires de inquisidora.
Que todos entiendan claro
-así
les parezca raro-
voy a
continuar soltero
simplemente
porque quiero;
y no
estoy interesado
en
alterar este estado
que
valoro y saboreo
cuando
a tantos hombres veo
cargando
con una vida
insípida
y constreñida
por
culpa de una locura
legalizada
ante un cura
o un
papel de notaría
en un
malhadado día.
Callen
ya la cantaleta
y en mi
vida nadie meta
sus
estúpidas narices
de
envidiosos infelices.
Rima consonante gemela (AA, BB, CC…)
Mmmm , como que este poema es poco creíble, me parece como un mecanismo de defenza de los solteros para justificar por qué están solos , jajaja, ya quisieran al despertar a cualquier hora sacar la mano y tocar el cielo , jajaja, bueno ,sé que ser soltero no es tu caso pues tienes compañera... mi comentario es para el tema y el que te inspiró el poema ,no para el poeta , que quede claro!! Siempre encantan tus versos aunque en este caso el tema sea poco creíble, jaja, que sarcástica ando hoy! Te abrazo .
ResponderEliminar