Sé que aguardas implacable
finiquite al fin mi vida;
que el llegar a tu guarida
es destino inevitable…
Sé también que me es inviable
pretender me des un plazo
porque, artero, tu zarpazo
no obedece a ruego alguno; 
y aunque llegue inoportuno
nunca huimos de tu abrazo.
Sé que esperas sin apuro
y no fuerzas los sucesos,
al saber que estamos presos
de tu sino en el futuro…
Ese viaje tan oscuro
tan incógnito y arcano,
ese trance claro y llano 
que tendremos cuando quieras
acabar con tus esperas 
y nos lleves de tu mano.
Sé que al fin mi vida hermosa
rodará a tus pies, perdida,
y serás la prometida 
que se vuelva eterna esposa.
Y que en una parca losa
con mi nombre y unos años 
que no den lugar a engaños,
leerán mi nacimiento
y también fallecimiento
tanto propios como extraños.
Y que igual, seré vulgar 
polvo inerte, ripio leve,
tan inútil y tan breve
como espuma de la mar…
Quedarán, de recordar,
mis talantes en la mente
de cualquier leal doliente  
o querida compañía, 
que se irá  lo
mismo un día
cuando acabe su poniente...  
Poema en décimas octosílabas. Acentuación exclusiva
en sílaba impar
Rima consonante ABBA.ACCDDC.      
 
 
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