Tu
nombre trae vientos de aflicción,
de
miedo desmedido y sinrazón; 
convocas
la tragedia, la agonía,
el
llanto incontrolado, la empatía;
cadenas
de oración, naciente fe,
preguntas
recurrentes de un porqué,
dolores
invariables, desaliento, 
fatiga
rutinaria, un diario cruento,  
terapias
radio activas, hospitales,
tardías
confesiones personales,
un
brío que al pasado no revierte 
y
el pálpito certero de la muerte…
Tu
nombre le recuerda a todo escucha 
la
pérfida guadaña y la capucha,
la
fija condición que nos subyace: 
El
fin asegurado del que nace.
Tu
nombre coligamos con tu hermana,
aquella
tenebrosa que se ufana
de
andar calladamente, y a la espera
del
día en que crucemos su frontera. 
Rima consonante en
pareados. AABBCC…
 
 
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