Cuando escuchó la llave de la puerta, supo que había
llegado el momento. Durante las dos horas que estuvo preparando una respuesta a
cada pregunta probable, cubrió todos los posibles indicios con explicaciones
plausibles, de modo que se levantó a su encuentro con un aire alegre y
confiado.
Acercándose, con un rostro de inocencia, intentó
romper el hielo con un beso. Del otro lado, una mirada fría y acusadora, evitó
el contacto; extrajo una foto de un sobre y se la enseñó casi contra el rostro.
En ella se le veía, nítidamente, con otra persona en medio de un acto sexual manifiesto.
Retrocedió, con un nudo en la garganta, mientras
escuchaba la pregunta que jamás imaginó.
¿Tienes respuesta para esto?
 
 
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