miércoles, 18 de septiembre de 2019

SILENCIO


Después de cerrar las ventanas, apagó la radio y se fue a la cama. Un minuto después se tuvo que levantar, cortó la entrada del agua y volvió a su lecho. Enseguida, otra vez de pies, buscó el insecticida, lo roció contra el zancudo que le importunaba y sonriendo satisfecho se acostó.

En su mullida cama, en lugar de descansar, sintió su pulso latiendo entre las venas y el ritmo del corazón trepidando en sus sienes y en su oído.

Metiendo su mano bajo la almohada, sacó el revólver y se disparó en la frente. Luego… todo fue silencio, un infinito silencio…

 

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