Recuerdo
bien aquel final de año,
la
navidad llegó adelantada, 
el
siete, a media noche, ya escuchaba
el
llanto de la nena al primer baño.
Tenía
su cabello miel castaño,
los
ojos bien cafés, observadores, 
y
las manitas blancas como flores.
Premiada
con purísima belleza 
y
con incomparable fortaleza,
sedujo
a enfermeras y doctores.
En
sus primeros años fue princesa,
lucero
de la casa y de su padre,
muñeca
consentida de su madre
y
origen del abrazo que embelesa.
El
tiempo transcurrió y, ¡oh sorpresa!
la
niña -en un instante- se creció 
y
aquel cariño idílico cesó.
Dejó
de ser la bella consentida, 
igual,
tomó las riendas de su vida,
y
un día, como pájaro, voló.
Poema en décimas
endecasílabas. Acentos fijos en 6ª y 10a.
Rima consonante ABBA.ACCDDC…
 
 
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