El
abuelo y su nieto
caminaban
alegres por los prados, 
el
infante cantando el alfabeto
y
el anciano, quijote
de
cenizo bigote,
y
ojos entristecidos y cansados,
susurraba,
despacio y con cariño,
la
canción que su madre
-cuando
aún se vestía como niño- 
le
cantaba al cesar las oraciones
que
rogaban salud para su padre.
Viendo
al niño tomado de su mano,
se
llenaron sus ojos de emociones;
lo
sintió tan cercano, 
y
a su vez inocente
que
mirándolo fijo
recordó
de repente 
el
final de su hijo;
y
lloró, para adentro, reservado, 
-apretando
su oculto crucifijo-
por
aquél, cuya vida al ser truncada, 
le
dejó la pareja desolada;
y
un bebé convertido en su legado. 
Eran
cuatro los años del evento  
cuatro
de repetido adiestramiento;
era
padre de nuevo sin pedirlo
y
era tiempo de amarlo y dirigirlo;
lo
abrazó contra el pecho y lentamente 
caminaron
con rumbo hacia el poniente. 
Poema en endecasílabos
y heptasílabos, tipo Silva. Acentos exclusivos en sílaba par.
Rima consonante sin secuencia definida.
 
 
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