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¡Oye!, déjala en paz,
es mujer, la perfecta compañera
la más frágil, más cálida y más
bella,
que en la tierra podrías
encontrar.
¡Oye!, déjala en paz y en
cambio ámala,
que en sus brazos y abrazos
muera el día,
y que juntos conquisten la alta
cima
que enternece y exalta cuerpo y
alma.
¡Oye!, déjala en paz y mimos
dale,
con tus ojos y manos;
que jamás en su contra los
levantes,
y le sean por siempre puertos
gratos.
¡Oye!, déjala en paz y con
bondad
sé su excelso don Juan, 
enamórala siempre cual ninguna
y sabrás de su amor y su
ternura. 
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Jorge Toro Salazar
Soneto
con estructura de Silva. (Endecasílabos y heptasílabos).
Rima asonante variable.
 
 
 
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