.
El invierno perturba con su
frío
la rutina que sigo
habitualmente,
pero nunca será tan inclemente
como para aplazar lo tuyo y
mío. 
tú, razón de mi vida, mi
extravío, 
sabes bien que el amor nos
brinda vida
y que nada ni nadie habrá que
impida
el tenerte y amarte de esta
forma
porque calzas, espléndida, en
mi horma
aunque todos te vean prohibida.
.
¿Qué podría importarme si
murmuran?
Ya musitan con rabia las
señoras,
y los hombres envidian mis
auroras
cuando advierten mi suerte y se
torturan.
¡Qué me importan las voces que
aventuran
-cual profetas bajados de los
cielos-
la desgracia, el dolor y
grandes duelos,
en castigo por ser pareja
abierta,
que mantiene la lívido
despierta
de un amor que por celos nos
censuran!
.
Es por eso que quiero en esta
noche
una fiesta de sexo y de lujuria,
un delirio total, casi con
furia,
donde el mundo al oírnos se
trasnoche.
Quiero, amor, nos amemos con
derroche 
y que escuchen aquellos que se
duelen;
que muriendo de envidia, se
desvelen
y maldigan su suerte lamentable,
incapaces de un acto comparable
por quienes con sus normas los
compelen.
 .
Ven, mi cuerpo, mis brazos y mi
boca
claman briosos y vibran por
tenerte;
ven, me excita al extremo el
solo verte
 y me tiembla la piel cuando te toca.
El deseo nos quema y nos
convoca
a un banquete de gozos sin
fronteras,
juntos vamos a amarnos como
fieras
y también a mimarnos con
dulzura.
¡Qué perdamos los dos toda
apostura
para hacernos felices sin
barreras!
.
Jorge Toro Salazar.
Poema
en décimas endecasílabas. Acentos exclusivos en silaba impar, obligados en 6ª y
10ª.
Rima consonante ABBAACCDDC…
 
 
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