"Ya no vives en mí",
dijiste un día;
y ese adiós, tan helado como el
hielo,
derrumbó por completo el limpio
cielo
que, soñaba, contigo alcanzaría.
No podía forzarte, ni podría
impedir que te fueras de mi
mundo,
aunque fuera el dolor mortal,
profundo,
aunque entera mi vida se cayera,
y quedara afligido, sin
siquiera
la trivial ilusión del
moribundo... 
Mas, al fin acabó mi pena
insana, 
y en mi cielo brilló el sol
naciente, 
retomé la alegría y de repente
aspiré a otro amor en mi mañana.
Tal y como augurara la gitana, 
que al leerme la mano lo
predijo,
me llegó la mujer cuyo cobijo
hoy me llena la vida de ventura,
al lograr con su plácida apostura
conducirme al edén del regocijo.
.
Jorge Toro Salazar
Soneto en décimas endecasílabas. Acentos fijos en 3ª,
6ª y 10ª.
Rima consonante ABBA.ABBCCB…
 
 
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