Amaneció su boca 
repleta de palomas
de todos los colores,
miraba con un brillo diamantino
las motas que, distantes,
gaseosas, 
jugaban en lo alto;
y a saltos de gacela,
corrió alborozada por el prado
con manos juguetonas…
De pronto se apagó, 
el cielo sacudió aquél recuerdo,
el daño sepultado en el olvido;
cesó la procesión de su parvada,
murieron los colores,
viró atrás su tiempo
y trágicas imágenes tornaron, 
-tan rudas como dagas-
llenando de cristales su
mirada.
.
Se fueron sus palomas para
siempre,
y el negro colorea los rincones
en donde ahora moran
demonios opresores,
aquellos que arruinaron su pasado
aquellas negras sombras de su
historia
que ahogan hoy, de nuevo, su
presente. 
.
Jorge Toro Salazar.   
Poema tipo Silva en hepta y endecasílabos.   Acentos
exclusivos en sílaba par. 
Rima asonante sin reglas.
 
 
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