En aquellos tiempos, hoy remotos,
siendo apenas novios primerizos,
cuando a tu colegio te levaba,
adoraba, hablándote al oído,
proponerte los cien mil pecados
que podría hacer si en tu atavío
no llevaras ropas interiores;
y tuviera el goce de lo íntimo
al hacerte mía en un secreto
que le diera paz a mi martirio.
.
Tu uniforme verde del estudio
fue de nuestro amor el gran
amigo,
fuimos con su amparo dos amantes,
dos orates sin razón ni tino,
que sujetos a un deseo loco
dimos riendas a lo primitivo;
que gozamos a rabiar, sin
tregua,
poseídos, y al placer sumisos…
.
Me es inolvidable aquel pasado,
es memoria de un ayer vivido,
que jamás por nada morirá
porque tiene en mí su sitio
fijo.
.
Jorge Toro Salazar
No hay comentarios:
Publicar un comentario