No volverá la niñez
con toda su sencillez,
ni aquella estrecha visión
de que vivir solo es:
Dios, padres y sumisión;
y nada cambia después.
.
No volverán los colegios
de prados amplios y regios,
donde de eméritas manos
de profesores egregios,
dejamos de ser “enanos”
por mágicos sortilegios.
.
No volverán los castigos
ni las tardes con amigos,
las pilatunas de orates
y las lluvias sin abrigos,
los cotidianos combates
y los "comprados" testigos.
.
No volverá la academia
que te fustiga y te apremia,
donde aprendimos por fin
a pronunciar la blasfemia;
y supimos del confín
del sexo y de la bohemia.
.
No volverá juventud
y su obstinada inquietud;
ese investigarlo todo
y cuestionar la virtud,
el protestar, codo a codo,
inmerso en la multitud.
.
Ni la total rebeldía
soñando con ese día
de abandonar el hogar;
preñados de fantasía,
pensando solo en lograr
la meta que se tenía.
.
Querer tragarnos el mundo
en el siguiente segundo,
averiguar las verdades
de algún arcano profundo,
y recorrer las ciudades
con aires de vagabundo…
.
No volverá tanto apuro
por el mañana o futuro;
ni las grandiosas protestas
ni los graffiti en un muro
o las marxistas propuestas
conspiradas al oscuro.
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No volverán las coletas
ni las antorchas inquietas
empuñadas con bravura;
ni las ruidosas trompetas
pronosticando ventura
cual avezados profetas.
.
No volverá la energía,
ni la tenaz valentía,
con que trepamos montañas
en más de una travesía,
comiéndonos alimañas
para mitigar la hambría.
.
No volverán los paseos
con sus tantos ajetreos,
en donde a orillas del mar
con arrojo y sin rodeos,
bajo el reflejo lunar,
saciamos machos deseos,
.
No volverá la parranda
ni el licor que se desmanda…
ni los excesos sexuales
en una litera blanda…
ni el conocer los umbrales
donde el placer mora y manda.
.
No volverá la victoria
y su colosal euforia;
ni subiremos en hombros
en festejos, por la gloria
ni entre sorpresas y asombros
escribiremos historia…
.
Nos sorprendió la adultez
y después la madurez,
la mirada nos cambió
mostramos ya flacidez;
y el organismo advirtió
que se viene la vejez…
.
No volverá nunca nada
ni la fulgurante espada
ni el desafío atrevido
ni la aventura lograda
en un rincón prohibido
con una amante casada.
.
De nada vale quizás,
traer recuerdos de más,
y así tengamos memorias
de cuanto fuimos atrás…
solo guardamos historias
que no volverán jamás…
.
Jorge Toro Salazar
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