Escribo
para evitar
se pierda
en parte o completo,
lo
sustancial que conservo
de la
mujer que me dio
felicidad
y aún más
sin
juicio ni condición…
Perdidos
tengo su nombre
y aquel
color de sus ojos,
el
dónde fuimos y cómo,
el timbre
fiel de su voz,
y
muchos más pormenores
que mi
memoria extravió.
Su
procedencia olvidé,
también
su breve palabra
el modo
en que caminaba
el
rasgo de su sonrisa
la edad
marcada en su piel
y el
traje con que vestía.
Se
fueron tales detalles,
pero
recuerdo completos
los
muchos cálidos besos
de aquella
boca jugosa
y todo cuanto
le atañe
a
nuestra unión pecadora…
Con
labios inagotables
me
recorrió a sus antojos;
y ante
mis ímpetus locos
atrás dejó
la cordura
y me
condujo a parajes
de
desmedida lujuria.
Desnudo,
en cálido lecho,
- a luz de tímidas velas -
gocé
las mieles secretas
que me
entregaba su vientre
cuando
su fúlgido cuerpo
se estremecía
candente.
Los
dejos estremecidos
y
acelerados resuellos
contaban
el argumento
del libertino
pecado
en
tanto que nos fundimos
buscando
idéntico faro…
A cada
empuje violento
contra
mi cuello vibraba
y su
mirada embriagada
lanzaba
turbios fulgores
cuando
su pubis intenso
aceleraba
el galope.
Aquel
ardor de su piel,
aquel
rubor en sus pechos,
aquella
entraña en empeño
pugnando
como extasiada
en un
sublime placer
que a
presto paso llegaba.
Sus
cimbreantes caderas
vibraron
enloquecidas;
y
presintiendo su clímax
frenó de
pronto mi envión;
y con
frenética fuerza,
dichosa
y plena explotó.
Copiosos
besos me dio
pegada
contra mi cuello;
y
levantando su cuerpo
clavado
aún contra mí
recomenzó
su labor
con
decidido sentir…
Vibramos
toda la noche
beodos,
locos, impuros,
sin
tiempo, ni por segundos,
para
poder platicar…
Saciamos
ansias feroces
ligadas
por lo sexual.
Fue
encuentro tan explosivo
y tanta
fue su fiereza
que
supe la diferencia
entre
el placer por rutina
- banal
por establecido -
y aquel
de instinto suicida.
Aquello
que es mi recuerdo
con
añoranza lo escribo
y en
tanto vivo y respiro
jamás
quisiera olvidar…
así el
transcurso del tiempo
me atonte,
cerca al final.
Si
alguna vez -con los años-
murieran
todos recuerdos
y los
que ahora retengo
huyeran
de mi mañana…
regresaré
esperanzado
a
releer esta carta.
Impávido
llegaré
con
ansias de solazarme
al
revivir por instantes
cada vivencia
que tengo
con la
mujer de esa vez
Debe ser dificil olvidar una relaciòn como la que tu relata en este poema, haces un desarollo de esta situaciòn que por un momento creì vivirla yo tambien.
ResponderEliminarun fuerte saludo
fus
gracias infinitas por anegar nuestra alma de profundo y bello sentimiento que exhalan tus sublimes letras insigne poeta, besinos de esta amiga admiradora.
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