domingo, 30 de junio de 2013

HÁBITAT

Hace larguísimos años, 
en edades primitivas
mucho antes de las ojivas

y armas de todos tamaños.
En épocas sin amaños
ni propiedad, ni fortuna,
se dormía con la luna
y se buscaba en el día
un animal que daría
satisfacción a la hambruna.

Cuando este grato planeta
estaba a disposición
y no había restricción
a su tenencia completa.
No aparecía un profeta,
menos ocultas consejas
tampoco alambres y rejas,
ni sanguinarios sedientos,
ni artificios fraudulentos
y justicias disparejas…

Tenía el hombre primario
toda la tierra a la mano
y a manera de gitano
vagabundeaba a diario.
Pero en aquél escenario
-que parecía perfecto-
nos floreció el intelecto,
las ansias de someter;
y entonces surgió el poder
con todo su ruin efecto.

Aparecieron los mandos,
las pugnas, las jerarquías
y las etapas sombrías
para indefensos y blandos.
Se conformaron los bandos
crearon pueblos aparte,
ejércitos, estandarte;
y disputando por tierras
se concibieron las guerras
y todo su fiero arte.

Desde entonces el humano
forjó civilización
y creó desolación
matando a su propio hermano.
Ahora vemos lejano
-por no decir imposible-
un existir apacible
donde acabe esta demencia,
se tome por fin conciencia
y la paz sea factible.


El tiempo sigue su curso
y el hombre en su prepotencia
mantiene su vehemencia
y su impúdico discurso.
La tierra, su gran recurso,
cansada está de su obra
que ha llevado a la zozobra
a sus demás habitantes,
borrados o agonizantes
por tanta orate maniobra.

Tal vez un día cualquiera,
cansada de dar avisos,
ponga remedios concisos
y nos borre de su esfera.
Ojalá el humano viera
en su estúpida insolencia
que ni con toda su ciencia
evitará ese destino
que por tanto desatino
se acerca como sentencia.

Poema poli rítmico en Décimas octosílabas.
Rima consonante ABBA.ACCDDC…   



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