Acepto
que negarlo es imposible,
esto
que ahora siento no se oculta
ni
mi ansiedad perpetua se sepulta
pues
es en mis acciones perceptible.
Mi
desazón, dolor, penar terrible,
-este
arduo sentimiento, esta locura,
que
a diario me sofoca y me fractura
como
jamás pensé sucedería-
remonta
sus comienzos a ese día
en
que la vi cruzar por la llanura.
Yo
supe al observarla qué era amor,
-amor
incandescente y verdadero-
sin
conocer que aquél, así sincero,
igual
llenarnos puede de dolor.
Ella
era de esos campos regia flor
la
más gentil mozuela que haya visto;
pero
mi corazón no estaba listo
para
afrontar la recia sacudida
que en cortos días hizo de mi vida
teatro
de dolor jamás previsto.
La
amé desde lo lejos al instante
y
comencé a soñar que alcanzaría
la
vida esplendorosa que uno ansía,
al
lado de esa moza fascinante.
Sentía
el corazón como un gigante
y
puse en conquistarla todo empeño,
creyendo
que mi iluso y bello sueño,
nacido
desde el centro de mi entraña,
sería,
al consumarse tal hazaña,
comienzo
de un capítulo risueño.
Las
flores, no sabía, tan hermosas
no
son para sencillos labradores;
y
menos que hay “caciques” malhechores
que
impiden nuestro acceso a miles cosas.
No
más mis intenciones amorosas
salieron
de mi voz con ansia ingente,
llegó
a mi portal un contingente
de
esbirros de un “patrón” del territorio,
que
instaron mi destierro perentorio
posando
sus fusiles en mi frente.
Urgieron
de esos campos mi salida
a
fuerza del impúdico mandato,
que,
de no obedecerse de inmediato,
tendría
por sanción mi propia vida.
Y
tuve que partir en rauda huida,
dejando
choza, aperos y animales,
a
más de esos amados arrozales
en
donde realizaba las labores
que
a fuerza de coraje y de sudores
movían
mis alientos e ideales.
Habito
ahora lejos de mi tierra,
viviendo
entre ansiedades y tormentos,
buscando
en forma vana ese momento
en
que fenezca en mi alma cuanto encierra.
Aunque
el amor que nace no se entierra,
hoy
siento insoportable la amargura
que
cargo como viva matadura;
y
pese a que negarlo es imposible
y
en todas mis acciones es visible…
quisiera
sepultar esta tortura.
Poema en décimas endecasílabas. Acentuación
en 2ª y/o, 4ª y/o 8ª, 6ª y 10ª.
Rima consonante ABBA.ACCDDC…
Qué barbaridad, vaya obra grande, es una historia en décimas increíble. Tu serías capaz de escribir la biblia en verso y nunca mejor dicho.
ResponderEliminarHola Jorge, he venido por aquí, porque he visto tu entrada en mi blog y me ha picado la curiosidad cuando he leído el trocito que sale con el título.
Me alegro de saludarte, un abrazo.
Hola Elda.
EliminarMuchas gracias por llegar a mi blog y dejar tu huella. Siempre me regalas amables palabras.
Estuve por tu blog, un poco curioseando....
Te abrazo!
Tiene razón Elda , bien podrías contar la biblía en verso , tienes gran imaginación, siempre te la admiré, recuerdo en este momento tu cuento de la indocumentada tragedia del 75 , de lo mejor que te he leído. Un abrazo hasta allá.
ResponderEliminarMuchas gracias Elba. Es muy agradable ver cuánto recuerdas de mis letras. Me enorgullece tu admiración, similar a la que yo te profeso.
ResponderEliminarTe abrazo!