Inquieto
-el fiero- arenga a sus serviles
y
vocifera embustes por doquiera,
derrama
su ponzoña en los atriles
con
una labia astuta pero huera.
Se
sume en su soberbia desmedida
creyendo
que este pueblo no razona
y
aspira que la paz sea fallida
con
su palabrería bravucona.
Detrás,
sus lameculos lo secundan
creyéndole
un mesías soberano
y
copian como idiotas, aunque hundan
los
sueños de concordia de su hermano.
Recuerda
su oratoria aquellos años
de
trampas, espionajes y acechanzas,
períodos
de múltiples engaños
en
pro de su interés y sus finanzas.
El
pueblo está hastiado de una guerra
que
llena de dolor sus grises vidas
y
plaga de cadáveres su tierra
por
culpa de estas luchas fratricidas.
Magnates,
a su vez, de mala sangre
aspiran
que prosigan las contiendas,
pues
nada importa a ellos el desangre
si
blinda sus estatus y prebendas.
No
más capitalistas mentirosos
con
pieles de carneros inocentes,
no
más anquilosados y furiosos
vendiendo
tanto cieno a nuestras gentes.
No
más caciques dueños de fortunas
clamando
por la guerra en cada plaza,
en
tanto sufre el pueblo las hambrunas
y
busca con angustia alguna hogaza.
¡¡No
más confrontación artera y tonta
busquemos
que la paz germine… y pronta!!
Poema
en cuartetos endecasílabos. Acentuación en sílaba par, obligada en 6ª y 10ª.
Rima
consonante alternada ABAB, CDCD … y un parado final gemelo EE.
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