Alberto de J. Toro Salazar (09/02/1961 –
15/11/2016)
Has
partido querido hermano mío
al
confín que nos guarda el vil destino,
te
alcanzó por albur aquél navío
que
aniquila al final cualquier camino.
Has
partido cansado y algo umbrío,
en
suceso casual y repentino,
aunque
siempre enseñaste bravo brío
pese
a tanto tropiezo y tanto espino.
Tu
recuerdo se encuentra atiborrado
de
sucesos y anécdotas geniales
pues
tu vida rodó por todo lado
y
supiste de cielos y fangales.
Con
tus ojos de azul inusitado
y
tus brazos tenaces, fortachones,
fuiste
técnico serio y aplicado
en
oficios de múltiples renglones.
Fue
lo eléctrico el summum de tu arte
más
tuviste variadas fortalezas
pues
igual la mecánica hizo parte
de
tu acerbo de lúcidas destrezas.
Viste
en el ajedrez el instrumento
para darle banquetes a tu ego,
aunque
fue tan diverso tu talento
que
el cerebro exprimías sin sosiego.
Fue
tu mente una máquina de ideas
tan
inquieta en la búsqueda de vías,
que
quedaron truncadas las tareas
de
los tantos proyectos que tenías.
Ya
partiste, parece que no es cierto,
y
es mejor suponerte allá en tu aldea,
idear
que no estás ahora muerto
y
prosigue vigente tu odisea…
Pero
todos sabemos que te has ido
que
ya nunca tendremos tu presencia
que
llegaste al final desconocido
donde
todos arribamos por sentencia.
Hoy
que escribo en memoria de tu vida
tus
recuerdos me llenan de alegría
y
aunque duele en el alma tu partida…
mas
allá nos veremos cierto día.
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