Quién
no habrá en el trayecto de su vida
soportado
un revés que le acongoje
o
sentido la artera sacudida
que
falaz nos derriba y nos encoje.
Quién
podría decir con cara erguida,
cuando
de sus secretos se despoje,
que
no suma en su historia alguna herida
o
un oculto desliz que le sonroje.
Quién
podría negar – igual - el gozo
que
ante gestas despunta en nuestros ojos
y
relega las penas y el sollozo.
O
que a veces, abriéndonos cerrojos,
nos
concede la vida un bello trozo
de
esos tantos quiméricos antojos.
Es
la vida un enigma y sus eventos
-alternando
entre plácidos y cruentos -
nos
bandean cual hojas entre vientos.
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