Deseo
morirme sano,
un
día, sin darme cuenta;
mi
mirada somnolienta
perdida
en un mar lejano.
Quisiera
estar sosegado
y
sin deudas con la gente; 
solo
morir de repente,
satisfecho
por lo andado.
No
quiero ningún entierro,
ni
un funeral ni un cajón; 
que
arreglen mi cremación 
y
me esparzan en un cerro.
Ninguna
otra aspiración
me
desvive la cabeza,
ante
tan obvia certeza
sobra
toda pretensión.
El
mundo igual seguirá,
es
esa ley de la vida,
no
existe nadie que impida
partir
hacia el más allá.
De
lo que fui, si querría
que
quede como memoria, 
la
que estimo más notoria,
mi
sentida poesía.
Poema
poli rítmico en versos octosílabos 
Rima
consonante abrazada ABBA, CDDC, EFFE…
 
 
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