No creía en las brujas ni en
escobas,
pues pensaba que eran simples
cuentos; 
de los granos, verrugas y jorobas
que tenían, oía a cuatro
vientos,
y del cómo invadían las alcobas
para obrar con malvadas intenciones
y, a través de indecentes
seducciones,
abolir de los hombres la entereza.
He cambiado a la luz de la
certeza 
pues los hechos confirman las
versiones; 
hoy me ataron usando sus ungüentos,
un fatal bebedizo de calzones
y potajes maléficos y cruentos…
 
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Jorge Toro Salazar
 
 
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