Increíble que te fueras
ese día, así, de plano,
¡cruento trance!,
irreal que te murieras
nada más, querido hermano,
¡qué percance!
.
No te olvido ni te olvidan
la familia y los amigos 
que te amamos,
nuestras mentes revalidan
tus virtudes, que hoy, testigos
recordamos.
.
Te nos fuiste, y a destiempo,
cuando aún tenías años 
por delante;
fuimos hombres de ese tiempo 
de temores, grandes daños, 
y de aguante.
.
Y aprendimos muchas cosas:
de respaldos solidarios,
de confianzas;
de faenas ardorosas,
de corajes legendarios
y de alianzas.
.
Con tu muerte, todo aquello
se quedó para la historia
de mi vida;
y hoy que falta tu destello,
tal ausencia en mi memoria  
es mi herida…
.
Jorge Toro Salazar
Poema
en coplas Manriqueñas. Acentos exclusivos en sílaba impar. 
 
 
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