jueves, 27 de octubre de 2011

EMBAUCADO

Con un presente sombrío, glacial, amargo y oscuro,
con un incierto mañana  - atiborrado de nieblas -
sin una luz que me guíe hacia un sendero seguro,
y la mirada perdida entre siniestras tinieblas.

Con la cabeza perpleja, la lucidez confundida,
viviendo sin un enfoque, obtuso en mi reflexión;
contrito y entristecido por tanta vida perdida,
y todo lo que conlleva sufrir por la decepción.

Con desazón, poseído de un gigantesco vacío,
y sin igual abrumado de la raíz a la punta,
impersonal, perturbado, ensimismado en mi hastío,
sin atinada respuesta a mi constante pregunta.

Así dejaste mi vida cuando jugaste conmigo,
y me mentiste a tu antojo para desviar mi sendero,
por cuanto – alevosamente - burlaste todo mi abrigo
aparentando un amor que solo fue patrañero.

Imbécil fui embaucado por tu ladina coartada,
por tu fingida decencia y simulada nobleza;
caí en la trampa tejida - con precisión empleada -
para lograr con astucia desordenar mi cabeza.

Ni una mirada veraz, ni una palabra sincera,
en esa cínica treta que me explotó sexualmente,
obrando como lo hace la más curtida ramera,
que a fuerza de liviandades afanes labra en su cliente.

No te bastó lo entregado y mucho menos mi amor,
apenas gélida ibas tras de billetes y joyas,
y sin escrúpulo alguno pisoteaste mi honor,
en tanto, como un imbécil, desconocí tus tramoyas.

Tus sueños eran metálicos, tus ilusiones banales,
y en tu baldía cabeza apenas una obsesión:
ganar millones a cambio de complacencias carnales,
sin muestra de un incipiente vestigio de comprensión.

Me manejaste cual otro de tus burgueses amantes,
y, con macabra estrategia, pusiste el plan en acción
vendiéndome el paraíso con gestos siempre insinuantes,
llevándome por senderos de la fatal perdición.

Desconocía tu mundo de múltiples relaciones,
de extravagantes semanas, de orgías, fiestas y viajes;
de hoteles y restaurantes, tranzando falsas pasiones,
por los billetes de aquellos innúmeros personajes.

Adiós amigo, me voy, aquí termina el acuerdo,
decías, mientras impávida cogías harto billete;
sumaste mucho dinero y el desgraciado recuerdo
de un existir convertido en escabroso sainete…

En esa impúdica vida, insustancial y sañuda,
un día tanta locura terminará en decadencia
y el tiempo en que necesites sin dilación de una ayuda
no habrá sostén a tu mano, ni amagos de una clemencia.

Ahora estoy demolido, fatal por remordimiento,
y viendo como la vida me cobra tantos errores,
comprendo que lo mejor será enfrentar el momento
confiando que con el tiempo se borren mis sinsabores.

Me aferro solo al deseo de atrás dejar este aprieto,
con mucha fe y el propósito de plantearme unas metas,
en donde alguna mujer que me prodigue respeto
desee estar a mi lado sin falsedad ni caretas.

Momento no es de ahogarme por este insulso vacío,
y sí, con resolución buscar mi arisca fortuna,
que atrás se vayan las penas por verme manivacío,
y me aparezca en la vida alguna cálida luna…

Poema en cuartetos hexadecasílabos compuestos con hemistiquios 8 – 8. Acentuación en 2ª y/o 4ª y 7ª.

Rima consonante alternada ABAB... 

No hay comentarios:

Publicar un comentario