Apareciste en mi vida
en un pueblito costeño
durante corta salida
al litoral caribeño.
A una fonda de la playa
fui buscando una cerveza
y cubierta en tenue saya
atendiste tú mi mesa.
Era la playa luctuosa
pero, en cambio, tú un lucero,
una mulata preciosa
de caminar hechicero.
Deslumbrado sin remedio,
opté por una botella;
en la modestia del predio
te destacabas por bella.
Al servirme, sin recato,
me solacé en tu mirada,
la sostuve largo rato
y te sorprendí turbada.
Tus ojos me rehuyeron
pero vi lo que quería,
aunque tus labios dijeron
palabras en contra vía.
Cuando acabó la jornada
y se marchó todo cliente,
apostando a mi coartada,
allí me quedé insolente.
Expresaste, ya es la hora,
dije, me tienes enfermo,
replicaste, vete ahora,
respondí, contigo duermo.
Pediste desconcertada
aunque con duda al hablar:
mírame que estoy cansada
quiero cerrar el lugar.
De aquí no voy a partir,
me llevas enamorado,
si quieres vete a dormir
y me haces campo a tu lado.
Después de muchos enfados…
me besaste en plena boca
y nos fuimos abrazados
a nuestra aventura loca.
Tuvimos noche de sueños
entre placeres inmersos
y nos sentimos los dueños
de todos los universos.
Ya jamás después te vi
aunque noche fue de miel,
donde poesía aprendí
deslizándome en tu piel.
Esa noche que vivimos
ha quedado en el pasado,
pero lo que ambos sentimos …
¡hizo valer el pecado!
Poema poli rítmico en cuartetos octosílabos.
Rima consonante alternada ABAB…
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