EXTRAVÍO

Taciturno, de insomnios embriagado,

-en el caos su físico penoso-

el poeta agitado y receloso

desafiaba sus límites, porfiado.

Divagaba sin norte definido

rebuscando en desérticos umbrales

los sublimes acentos inmortales

que le diesen el tono pretendido.

Testarudo, carente de un recurso,

escrutaba las mágicas dicciones

que calcando puntuales sus pasiones

explicaran rotundas su discurso.

Abrumado, sin ruta elucidada,

a su musa invocó con insistencia

y muy pronto - tocado de demencia -

escuchó en el entorno a la invocada.

Distinguió su cantar incomparable

que sonando recóndito en el viento

le entregaba a su texto el sentimiento  

que le haría preciso y memorable.

Exaltada su mano trepidante

recogió de la diosa su mensaje

y encontró emocionado el ensamblaje

que volvía su verso fulminante.

Lo leyó conmovido en su aposento

derramando sus lágrimas huidizas…

Lo quemó y contemplando las cenizas

entendió de su mundo el hundimiento.

Cabizbajo, silente y consternado

se le vio dirigirse a la floresta

con pisadas de urgencia manifiesta

y un talante fatal, por desgarrado.

No volvió de por vida al aposento

y tampoco a su práctica poética…

Se percibe en el viento la hipotética
sensación de su voz y su lamento.

Poema  en cuartetos endecasílabos. Acentuación fija en 3ª, 6ª y 10ª.

Rima abrazada consonante ABBA.