Ha
cesado la gloriosa algarabía
el
jolgorio, las mujeres, la aventura;
y
ha quedado en el pasado lo que un día
el
futuro, siendo mozos, nos augura.
Ya
partieron sin retorno, quien diría,
-silenciosos,
sin aviso, a la basura-
esos
años de vigor y lozanía
donde
dábamos el todo con holgura.
Se
nos fueron esos tiempos inmortales,
aunque
quedan sus vivencias repujadas;
inmanentes
en la mente, cual puntales
de
sus múltiples intrépidas jornadas…
Y
se vienen unos años otoñales
donde
prima la mesura en las pisadas.
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