Preguntas
si yo la amaba?
Podría
quizás contarte
que
hacía su vida parte
de
todo lo que soñaba.
Decirte
que la miraba
y
mi corazón latía,
que
amaba su compañía
y
su perspicaz sonrisa,
su
garbo de poetisa
y
bella fisonomía.
Podría
expresar ahora
que
amarla se hacía fácil
pues
era afectiva, grácil
y
cálida a toda hora.
Recuerdo
que en ese otrora
vivíamos
encelados
-igual
que recién casados-
y
fuimos un par de locos
que,
lúbricos como pocos,
gozamos
de los pecados…
Preguntas
cuánto la amé?
Diré
que fue demasiado
pues
por estar a su lado
mi
vida entera cambié.
Y
entonces me equivoqué
porque
perdí la cordura
corriendo
tras la ventura
que
me soñaba despierto;
y
como a un tonto inexperto
me
sorprendió la amargura.
Vivía
mi paraíso
aprisionado
en su brazos
envuelto
por sus ojazos
y
a sus encantos sumiso…
Y
un día… ya no me quiso
de
tan hermosa manera,
-quizás
no pudo siquiera
seguirme
por lealtad-
y
así mi felicidad
cambió
a necia quimera.
Preguntas
porqué se fue?
No
puedo explicar razones,
de
“féminos” corazones
te
juro que nada sé.
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