Perseguí
obstinado la ventura
de
una vida tranquila, sin apuro,
alejada
de tanto lapso duro
con
que a ciclos la vida nos tortura.
Varias
veces logré que la ternura
y
el amor me brindaran un seguro
que
auguraba mi espléndido futuro
y
un vivir de alegrías y de holgura.
Mas,
en muchas etapas, azorado,
vi
las nubes oscuras en el frente
y
sentí que un albur intransigente
displicente
arruinaba lo soñado.
Decidido
enfrenté lo inesperado
y
luchando, tozudo e insolente,
encontré
un camino diferente
cuando
todo mi atrás dejé de lado.
Fueron
tiempos de brega denodada
de
fracasos llegando en seguidilla,
pero,
al fin, encontré que el cielo brilla
si
porfías, así no tengas nada.
Y
de pronto cambió mi suerte hollada
los
laureles llegaron a mi orilla
y
sentí que rodó por mi mejilla
esa
lágrima siempre represada.
Vale
siempre enfrentar cuanto alto muro
aparezca
de pronto en la existencia,
vale todo
seguir con insistencia
aunque
cada sendero pinte oscuro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario