Cuando
todo camina a la deriva
y
la vida se inclina hacia el abismo,
cuando
nada se vive ya lo mismo
y
la ansiada alegría se hace esquiva…
Cuando
mengua veloz la expectativa
y
tan solo auguramos cataclismo,
cuando
a punta de apócrifo cinismo
disfrazamos
la lágrima furtiva…
A
esas horas de espantos y amarguras,
cuando
vemos adversa la balanza
y
las sombras valuamos más oscuras…
A esas horas de hermética acechanza
en
que se anclan las penas cual torturas…
siempre
queda acudir a la esperanza.
Esa
última fe en que confiamos
nos
conceda la vida que soñamos,
a
pesar de sus tantos arduos tramos.
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